Contiene crustaceos y sulfito, puede contener trazas de pescado y moluscos.

De la Costa Tropical de Granada proviene la quisquilla de Motril, un pequeño crustáceo que destaca por su sabor y que cuenta con una denominación de origen. A pesar de que se cree que su consumo se remonta a la época de los romanos, sigue siendo muy popular en la gastronomía local y se puede pescar durante todo el año, aunque su temporada alta es en invierno. Para su captura se emplean nasas o redes de arrastre, ya que necesita aguas marinas con fondo rocoso para desarrollarse. La quisquilla es rica en proteínas, calcio e yodo, aunque también contiene colesterol.

CRUDA O COCIDA, TU DECIDES

Se puede adquirir cruda o cocida, sin variar su precio, aunque en el caso de elegir la opción cocida, es posible que sufra una pérdida de peso durante la cocción.

CONSERVACIÓN

Para su conservación, si se opta por adquirirla cruda, se recomienda retirarla del tupper con hielo y agua en el que se recibe y lavarla antes de cocinarla. Si se desea conservarla para consumirla al día siguiente, se puede guardar en otro recipiente sin lavarla y taparla con un paño o papel mojado, siempre y cuando se mantenga en frío. También se puede congelar sin necesidad de lavarla previamente. En el caso de adquirirla cocida, se entrega en un tupper con hielo y un papel mojado para conservar la cadena de frío y se puede meter directamente en el frigorífico para su consumo posterior.

PROPIEDADES

La quisquilla de Motril aporta apenas 75 kcal por cada 100 gramos y destaca por su alta cantidad de agua (81 gramos) y su contenido en minerales como el yodo, el calcio y el fósforo. Un manjar que enamora a los amantes de la buena gastronomía cada verano."